Microrrelato: Sueño de fantasía

En base a una imagen, he creado la siguiente escena. Espero que os guste y FELIZ AÑO 2013.

SUEÑO DE FANTASÍA

El último recuerdo que tengo antes de despertar en ese banco de madera blanco y solitario se remonta a esa mañana. No sé cuanto tiempo he pasado allí recostada ni tengo noción de las horas ni de los días que pueden haber pasado. Puedo haber estado aquí horas… o días. ¿Quién sabe si incluso más?

Recuerdo haber salido de casa para dirigirme a la estación de autobuses, temprano, apenas el sol desfilaba en el horizonte.  También sé que no llegué a mi destino. Algo o alguien me lo impidió, de eso estoy segura; pero, por más que intento recordar, no sé  qué lugar es éste ni quien me trajo. Solo está esa profunda voz que me hace temblar y una frase que retumba repetidamente en mis oídos que me dice: “es hora de despertar”.

Me levanto observando el extraño paisaje. Es como aquellos que se describen en los cuentos de hadas: todo verde, con preciosas flores de variados colores, que emanan distintas fragancias, distintas, empero todas igual de atrayentes. Incluso, mis pies pisan verde hierba, húmeda y refrescante. Sin embargo, a pesar de la bonita escena que ven mis ojos, no consigo, por más que lo intento, ver ningún animal correteando o jugando por esta naturaleza de fantasía. Oigo un ruido, estridente e, instintivamente, me giro hacia ese sonido. Viene del cielo. Quedo horrorizada. Si la tierra era el paraíso, el cielo me muestra el infierno. Ese sonido provenía de los pájaros, que lloran volando por las nubes y las nubes, negras, sufren por la tortura infinita que soportan. Esa oscuridad me impide ver algo más allá. Tampoco lo deseo. No hay nada más que mi deseo quiera ver. Con esto es más que suficiente.  

Es tal mi confusión y mi desorientación, tal mi abstracción que no siento que alguien se ha aproximado hasta que lo escucho hablar, a mis espaldas. Me asusto, doy un pequeño salto nada elegante y me enfrento a su mirada, verde como el entorno que amé poco tiempo atrás.

-         Tú – Era la voz que resonaba en mi cabeza, aquella cuyo rostro no podía asociar. Él me sonríe comprensivo, en respuesta a mi mirada asombrada.

-         ¿Cuántas veces le he dicho que no salga de palacio sin permiso? – Aprovecha mi silencio para conducirme hacia una hermosa carroza, que espera por mí. Cuando reacciono, me doy cuenta que, si antes podría haber tenido una ínfima posibilidad de escapar, lo cual dudo, ahora es definitivamente imposible. Sin poder hacer otra cosa, me dejo guiar hacia la misma.

-         ¿Alex? – empiezo a recordar.

-         Si, mi princesa. Ese soy yo. ¿Otro sueño demasiado real, mi amor?

-         Creo que sí. Un sueño demasiado real. Volvamos a casa, mi príncipe. – Y me acurruco contra su regazo, esperando volver a soñar una bonita historia de fantasía que me haga olvidar el resto.

Miro hacia una de las ventanas del vehículo. Nos estamos adentrando en la circular entrada de piedra, protegida por dos grandes dragones de piedra. A lo lejos veo el castillo. Mi hogar.